Cuidar el hábitat del huemul de Chile central es la misión que mueve a un grupo de arrieros, logrando compatibilizar el desarrollo local y tradiciones, junto a la conservación de una especie amenazada.
Antuco tiene tradición de veranadas, momento en el cual sus arrieros recorren grandes extensiones de terreno en las alturas buscando los mejores pastos para su ganado, muchas veces, cruzan sectores que son hábitat de especies amenazadas como el huemul de Chile central. De ahí el interés en acompañarlos en la implementación de buenas prácticas que permitan la coexistencia de actividades productivas.
En un esfuerzo conjunto entre privados e instituciones públicas se monitoreó un sitio que es hábitat de esta especie y en donde no se tenían registros desde hace más de 10 años. El trabajo colaborativo ya tiene sus primeros frutos.
El equipo de profesionales de la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas, instancia ejecutada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), liderada desde el Biobío a través del Seremi del Medio Ambiente, Mario Delannays, implementada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), ha trabajado en alianza estratégica con Conaf, en la instalación de un sistema de monitoreo, que incluyó cámaras trampa que evidenciaron un importante hallazgo . Se trata de la evidencia de actividad con huemules, que abre la esperanza de reproducción en un sector que no estaba identificado.
Para el seremi del Medio Ambiente del Biobío, Mario Delannays, ha sido un esfuerzo y un trabajo importante en el territorio, desde el punto de vista logístico, inversión económica y de coordinación colaborativa entre distintas instituciones para obtener buenos resultados.
“Se trata de un registro directo de un sitio con potencial para la reproducción de huemules, en un área privada. Esta es, sin duda, una gran noticia para la conservación del huemul en la Cordillera de los Andes de la Región del Biobío”, destacó la autoridad.
Además, agregó que “otra parte del trabajo que allí se desarrolla es una alianza estratégica con los propietarios del fundo donde se obtuvieron los registros de huemul y de otras tantas especies. Esto nos convoca a seguir desarrollando un trabajo desde el Ministerio de Medio Ambiente en coordinación con los dueños que poseen terrenos en sectores claves para la conservación de la biodiversidad y los recursos naturales. Todo este trabajo, en esta alianza publico -privada, quedará plasmado en un plan de ordenamiento predial el cual tiene como objetivos promover y mantener actividades productivas, como las veranadas, pero considerando criterios de conservación de la biodiversidad y acciones en pro de la conservación del huemul en el Biobío”.
Fabiola Lara, coordinadora de la Macrozona Sur de la Iniciativa Conservación de Especies Amenazadas, destaca el rol de la arriera Myriam Gatica, quien proviene de una familia dedicada a esta actividad y que con esta herencia, desde hace mucho tiempo trabaja con una mirada de conservación, continuando con un legado de antiguas tradiciones e incorporando nuevas tecnologías adquiridas en capacitaciones del programa PRODESAL de la Municipalidad de Antuco, que ha permitido desarrollar buenas prácticas para un mejor manejo del plantel de ganado en periodos de verandas.
“El grupo humano que trabaja allí posee gran conciencia en temas de conservación. En el predio hay zonificación ganadera, capacidad de carga ganadera bien definida, excelente manejo sanitario, con perros que acompañan su labor ganadera bien desparasitados y esterilizados, bien alimentados e hidratados y que saben moverse sin ser una amenaza para las especies nativas del lugar”, explicó.
Este predio piloto para huemul, se visualiza como una unidad demostrativa y educativa para fomentar desde una mirada de la conservación de la biodiversidad las veranadas y otras actividades productivas que se realizan en la Cordillera de los Andes; pilotos de buenas prácticas implementadas por la Iniciativa de Conservación de Especies Amenazadas.
Myriam Gatica, de 63 años, reparte su tiempo laboral como manipuladora de alimentos y como arriera en la montaña. Cuenta que esta labor es la que la hace feliz, oficio que aprendió siendo una niña junto a su padre. Hoy trabaja acompañada de su hijo, y a pesar que es la única mujer con esta actividad, le gusta subir siempre a la montaña para dirigir a su plantel de ganado. Recuerda que cuando era joven tuvo oportunidad de ver huemules, pero hace mucho tiempo que no ha visto.
“Nosotros como seres humanos les fuimos quitando su hábitat, se sintieron amenazados, creo. Yo siempre he sido respetuosa de nuestro emblema nacional y de toda la flora y fauna existente en las alturas, pero no todos son iguales, he visto muchas personas irresponsables que suben, dejan basura, hay poca conciencia del visitante y eso está mal porque a la montaña se la respeta”, cerró.