El proyecto tuvo  como metas el fortalecimiento de capacidades de actores locales y grupos de interés en educación ambiental y buenas prácticas productivas; la generación de herramientas para la planeación y gestión ecológica de paisajes productivos mediante la implementación de buenas prácticas, la recuperación, conservación y gestión sostenible de las especies y de sus hábitat; y la incorporación de criterios de conservación en instrumentos de política pública y marcos regulatorios municipales a partir de las experiencias de gestión territorial con sostenibilidad técnica y financiera.

Con la presencia de autoridades regionales y nacionales la Iniciativa para la Conservación de Especies Amenazadas realizó un acto de cierre del proyecto, que se inició en septiembre de 2017. El proyecto fue financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), implementado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y ejecutado por el Ministerio del Medio Ambiente,  con  estrecha colaboración de la CONAF, el INDAP y el SAG,  gobiernos regionales, municipios, ONG, empresa privada, universidades, agricultores y agricultoras, comunidades indígenas y otros actores locales motivados por la conservación.

La iniciativa se propuso integrar criterios de conservación en el manejo de regiones frontera de desarrollo, a través de la implementación de buenas prácticas productivas que estén en sintonía con la conservación de la biodiversidad y de sus hábitats en las Regiones de Arica y Parinacota y Biobío, y de Ñuble por división geopolítica acontecida en 2018, y con alcance a las regiones del Maule y La Araucanía considerando la distribución territorial de dos de las especies amenazadas. La iniciativa tuvo como foco de conservación el picaflor de Arica (Eulidia yarrellii), el huemul (Hippocamelus bisulcus), el queule (Gomortega keule) y el zorro de Darwin (Lycalopex fulvipes).

La actividad fue encabezada por la Eve Crowley, representante de  FAO en Chile, quien destacó el trabajo desplegado en los territorios, “estamos muy contentos con los resultados de este proyecto. Todas y todos los acá presentes nos merecemos celebrar que se haya llevado a cabo una iniciativa tan importante para el país y poder compartir y revivir los logros del proyecto, para que sea un incentivo a seguir trabajando y colaborando en la conservación de la biodiversidad”, dijo y agregó que  “”La Biodiversidad es el hilo que nos une”, la biodiversidad son los diferentes ecosistemas y especies del mundo, los cuales se encuentran intrínsecamente interconectados y dependen unos de otros para vivir. La biodiversidad sustenta nuestra vida en la tierra, partiendo porque los sistemas agroalimentarios dependen de esta para subsistir y porque para nuestro día a día necesitamos de los distintos servicios ecosistémicos para poder desarrollarnos plenamente”, y por  Maximiliano Proaño,  Subsecretario del Ministerio del Medio Ambiente, quien dijo que “para nadie es desconocido que hoy enfrentamos una crisis climática de enormes proporciones,  junto a ella, también nos enfrentamos a la mayor crisis de pérdida de biodiversidad registrada en el planeta, con decenas de miles de especies amenazadas, y muchas extinguiéndose, producto de nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza. Por eso quiero agradecer a la FAO por su valiosa colaboración, como agencia de implementación, en la debida ejecución del proyecto, así como también a los socios estratégicos del sector público y privado que acompañaron este desarrollo”.

La primera exposición de la jornada estuvo  a cargo de Juan Anjari, asesor senior del proyecto, quien relató  los logros de la iniciativa basada en cifras e  indicadores con foco en la contribución a la transversalización de la conservación de la biodiversidad en el quehacer institucional en la gestión de fronteras de desarrollo.

La segunda entrega la realizó Fabiola Lara, coordinadora Macrozona Sur de la Iniciativa para la Conservación de Especies Amenazadas, quien, en un relato testimonial, destacó la experiencia, modelo y estrategia de intervención de la iniciativa en territorios.

La jornada cerró con la pregunta que Eve Crowley, representante de FAO en Chile,  realizó a las instituciones socias del proyecto: CONAF, INDAP, SAG, y MMA: ¿Cuáles son los desafíos y oportunidades para continuar integrando la conservación de la biodiversidad en paisajes productivos y fronteras de desarrollo, a fin de ampliar los resultados y el impacto del proyecto?. 

Constanza Troppa, gerente de la Gerencia Forestal de CONAF; Sebastián Acosta, jefe de la división de Fomento de INDAP, Aurora Espinoza, Jefa (S) División  Protección de Recursos Naturales Renovables Servicio Agrícola y Ganadero del  SAG, y Daniela Manuschevich, jefa División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, coincidieron en responder que el trabajo articulado interinstitucional permitió que no solo las especies amenazadas se vieran beneficiadas, sino que los habitantes de los territorios impactados pudieran comprobar los beneficios que para todos tiene la conservación de biodiversidad. Hay buenas prácticas que fueron probadas por el proyecto y que hoy se pueden replicar con  éxito. “Proyectos GEF como éstos permiten al aparataje institucional articular políticas públicas con enfoque territorial”, destacaron.