Nuevo hito del proyecto de Especies Amenazadas desarrollado por el Ministerio del Medio Ambiente, FAO y GEF, busca enfocar sus acciones en la recuperación de áreas y corredores, así como programas de sensibilización para dar a conocer la importancia de la especie. Se esperan producir más de 15 mil plantas para restauración ecológica.

Un trabajo en conjunto que busca proteger y conservar el Queule, especie en extinción y endémica de Chile, es el que llevan a cabo la Secretaria Ministerial del Medio Ambiente del Biobío, la Dirección Regional de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y el Centro de Semillas Genética y Entomología de CONAF. Este trabajo colaborativo, se enmarca dentro de la ejecución del ´Programa para la Conservación Ex Situ de Queule´, el que estará a cargo del equipo técnico del Centro de Semillas, entidad que cuenta con experiencia en métodos de recolección, reproducción y experimentación de esta especie, e infraestructura y superficie adecuada para su realización.

Las principales líneas de acción del programa son la colecta de semillas de la especie para viverizar; la producción de plantas de Queule, las que serán utilizadas para la restauración ecológica o para la investigación; la instalación de un banco de conservación en un predio piloto privado; y el desarrollo de un protocolo de embriogénesis somática en laboratorio, que permitiría la conservación in vitro de la especie.

El seremi del Medio Ambiente del Biobío, Mario Delannays, destacó el trabajo colaborativo entre las dos instituciones en favor del Queule al mismo tiempo que relevó el trabajo a ejecutar en el Plan de Recuperación, Conservación y Gestión (RECOGE) de la especie arborea, que permitirá la realización de un levantamiento de información de las poblaciones conocidas, con el fin de determinar su nivel de amenaza y así generar la mejor estrategia para su conservación.

En 1995 el Queule, especie en peligro de extinción, fue declarado monumento natural de Chile. Este árbol, cuyo fruto es comestible, tiene como superficie natural de distribución, la zona costera de las regiones del Maule, Ñuble y Biobío. Actualmente, se han identificado predios de propietarios privados que poseen bosquetes de Queule en su distribución natural y, específicamente en la cordillera de la Costa, a la altura de Cobquecura, se ha evidenciado reproducción de manera sexual de la especie, lo que permitirá la implementación de buenas prácticas que permitan disminuir las amenazas de estos lugares.

“Esperamos que la comunidad cercana a los bosquetes de Queule, conozca y comprenda la importancia de la conservación de esta especie endémica. Para ello, estamos trabajando con Indap, en la instalación de la conservación de especies amenazadas, en las actividades productivas promovidas por ellos, buscando que los propietarios que poseen este árbol y ganado, protejan los nuevos brotes y éstos no sean consumidos por sus animales”, destacó la autoridad regional.

Desde el 2017, la Seremi del Medio Ambiente del Biobío, lidera el proyecto denominado ´Incorporación de la conservación y valoración de las especies y ecosistemas en peligro crítico en la frontera de desarrollo de paisajes de producción en las regiones de Arica y Parinacota y Biobío (MMA/FAO/GEF)´ , financiado por Global Environmental Facility (GEF), que tiene como misión la protección de cuatro especies que se encuentran en peligro de extinción que son el Picaflor de Arica, el Huemul, el Zorro de Darwin y el Queule.

“En el caso de Biobío, colaboramos en el trabajo con la especies Huemul y Queule, y junto con los equipos de la Seremi del Medio Ambiente se han desarrollado los protocolos para mantener y conservar al Huemul, y por otro lado, reproducir y resguardar la genética de las actuales poblaciones de Queule”, señaló el Director Regional de CONAF, Juan Carlo Hinojosa.

En relación al Queule, el proyecto busca establecer información relevante y científicamente necesaria respecto a las poblaciones de esta especie y vincularlo a las comunidades. En una primera etapa se realizó la instalación y sociabilización del proyecto a través de talleres donde se dio a conocer, entre los servicios públicos, municipalidades, privados y la comunidad en general, los principales lineamientos y alcances que tendría. Además, se creó el comité técnico regional, encargado de recomendar y sugerir en el marco del proyecto de conservación de especies amenazadas.

El trabajo continuó el 2018 con el reconocimiento en terreno de Queules, tanto en predios fiscales como en particulares y la planificación de las acciones de coordinación entre los involucrados a nivel regional, mediante talleres y reuniones. Un nuevo hito fue la conformación del subcomité de la especie arbórea, integrado por un grupo de expertos nacionales que asesora el proyecto.

Actualmente, indica la coordinadora regional del Proyecto MMA/FAO/GEF, Fabiola Lara, “ya comenzamos con la etapa de implementación de buenas prácticas para la conservación del Queule en predios privados. Además, en junio comenzaremos la difusión del programa de educación ambiental en Pelluhue, Cobquecura, Penco, Tomé, Coelemu, Talcahuano, Los Álamos y Hualqui, comunas donde habita la especie, y buscaremos ampliarlo hacia aquellas que los tienen en sus territorios”.

El proyecto ha permitido la gestión de convenios de colaboración con las distintas entidades, públicas y privadas, en cuyos terrenos y áreas productivas tengan Queule. Así como también con instituciones de educación superior, con quienes se espera desarrollar un trabajo colaborativo relacionado con la investigación, información, asistencia técnica y participación en actividades de formación y capacitación.

“Nuestra misión como Ministerio, es generar conciencia e implementar acciones fuera de las áreas protegidas, trabajando en conjunto con las comunidades que habitan en torno al Queule, respetando los saberes locales y promoviendo las buenas prácticas de conservación para la biodiversidad. Por eso invitamos a todos los actores involucrados a participar de este trabajo, que requiere tiempo y seriedad en su realización, buscando la sostenibilidad e instalando, en la comunidad, la compatibilidad entre la conservación de especies y las actividades de desarrollo local”, finaliza.